si sigo creciendo me moriré

si no me abstraigo, si no me evado, no soportaré la bilis negra de odio que mantengo entre los dientes

correosa y venenosa

me atragantaré 

y me moriré con ella

 De mí no quedarán

ni rostro ni cenizas

 no sé cuándo me transformé en Caín 

pero me sabe la boca a sangre

los locos ven

somos sordos que no miramos

porque no sabemos ver

entendemos como en gelatina

de lluvia ácida, de piel de grieta.

Son los locos los más cercanos a la poesía y el saber,

en su delirio

miran con ojos de nubes limpios

filtran la luz vacua

acuosa flotante

del pez que respira en el fondo del mar

y acarician

la real realidad

la locura estridente

de saberse escrito dicho ya