jueves, 16 de febrero de 2017

Febrero me baila confuso

Me he encontrado flores que brillan, en las encías
se me pegan como chicle cuando te voy a llamar
y aunque me toque las narices
la sombra, el viento, la lluvia y el mar,
me pinto de rojo tu sangre en la piel
y me hace daño por encima.
Con el frío que hace todavía.
Se te pega arena mojada en los labios y pétalos de sal
te visten con tristeza que se deshace
me vuelan las faldas
los ojos y uñas
viendo verde, azul y amarillo
el cielo.
Caigo rendida en sepulcros de mantas
lana me abraza, me dejo abrazar,
me faltan dos brazos que me aten a camas
y hasta el colchón me clava sus pinchos.

De pronto en el salón
una enredadera
con las nubes que me soplan y hojas que se caen,
adiós pétalos, adiós primavera
aunque hacia el fondo vea un jardín.

Una guitarra se rasca la barriga,
hojas de palmera y rizos de humedad,
ronronea que mueva las caderas y me suelte el pelo
y me deje manejar
para
que
podamos bailar luna en febrero, sol de mentira,
lenguas de miel,
¿y mi nariz fría? ¿y tu sangre roja?
porque es que me huele a verano ya.

Pies que nos dejan huellas pegadas
que se hunden
bailan pasos que se enganchan.
Pero... el mar que barre goloso
rezuma espuma
se esfuma en burbujas
de pelo mojado
relame tu sal, y yo te repito:
fe-bre-ro pre-coz, echa el freno,
que quien te baila pegada en pétalos
no es nada más ni nada menos
que otra margarita sensual.

Y menudo recital.