miércoles, 18 de noviembre de 2015

Voz activa y voz pasiva

No hagáis como si no gritáramos lo suficientemente alto, o como si no nos hiciera falta gritar. No os tapéis los oídos con silencios que no existen y no penséis que por cerrar los ojos la cosa va a cambiar.
Estamos cansados y hartos de ser los débiles, y venimos aquí en busca de pelea.
Trescientas setenta y cinco millones de veces he escrito hablando en alto, para que el chalado de turno, que por tal o pascual se le ha ocurrido sentarse a mi lado, sepa que estoy enfadada y ni se le ocurra mirarme. El día y la hora han llegado ya muchas veces, y no me cansaré de repetirlo todo el tiempo. El momento es ahora, como tantas veces antes, y el por qué está presente desde que he entrado aquí: quieren que nos callemos porque saben que tenemos poder.
Y no, no estoy hablando de nada. Y sí, estoy hablando justo de lo mismo.
Definen ideologías, política y normas como si existiera o hubiera existido en algún momento una definición. Ideología es lo que quieren que pienses. Política es cómo quieren que te comportes. Normas es lo que quieren que hagas.
Veo muchos , y a ti no te veo por ninguna parte.
Os mal acostumbro a pensar que el enemigo siempre es otro; que ''ellos'' quieren, mandan, ordenan, obligan, suprimen, oprimen, juzgan, maltratan, abusan, humillan y dirigen... ¡que todo lo malo viene de fuera...! Cuando realmente, desde mi punto de vista (y mis normas, mi ideología y mi política), el verdadero delito es asentir y hacerles caso. El verdadero delito es dejarse callar.
Y esto quiero subrayarlo y recalcarlo por encima, en voz pasiva y en negrita a poder ser: callar o ser callado, gritar o morir. ¿Cómo tengo que deciros que necesitamos voces activas?
No sois libres porque no queréis, no sois libres porque no quieren que queráis ser libres.
Y hablo de cultura, y vivencia, y vida. Hablo de religión, de opinión, de acción, de reacción, de rutina, de pensamiento, de palabra, de decisión, de lógica, de justicia y de control. Hablo de vida, hablo de la vida que os estáis perdiendo por pensar que ser pacífico en situaciones injustas es lo correcto. ¡Lo correcto es reaccionar y gritar por encima de sus voces! ¡Lo correcto es liberarse de las cadenas que nunca notaréis si no os movéis!
Pero todo esto es absurdo si no queréis abrir los ojos. De demasiadas revoluciones ha sido testigo ya la historia, y todas nos han llevado siempre al mismo camino... No oigo gritos ni acciones; solo manos que tapan bocas.
Depende de vosotros vivir o solo sobrevivir.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Ignorancia 16

Me hablasteis de banderas de colores oscuros
de rosas muertas y enterradas, de espinas cortadas
de bajar el cielo a la tierra por mantener la cabeza en las nubes
de dormir a oscuras en el mar.

Me hablasteis de beber silencios hasta el coma etílico
de perder la cuenta en métrica narrativa y poética
de abrir los ojos hasta que las pupilas lloren de tristeza
y de nunca, nunca, nunca confesar.

Fueron tantas las verdades que escondisteis
que no por consejos falsos ni fracasos me enfado
que no pretendo inculcar que el conocimiento es relativo
sabiendo de sobra como la ignorancia
ocupa la verdad absoluta en primer lugar.

Porque vosotros hablabais sin pena ni delito
de cómo, de dónde, de cuál y por qué
¿y a mí qué me importa? ¿y a mí desde cuándo?
¿y a mí en qué momento me vais a enseñar a hablar?

sábado, 14 de noviembre de 2015

Frágil

Caminaba calle abajo y parecía que volaba...

—Todo y a la vez nada,
débil y fuerte—.

Se caía.
Porque estaba rota
porque era libre
y de cristal.

—Blanco y negro,
agua y fuego,
y en el punto medio—.

Tocarla daba miedo y mirarla pánico agudo
—como una mente sana
encerrada en un psiquiátrico—,
siempre soñó con ser medio llena
acabando siempre medio vacía;
porque no podía poder
y porque podía no poder.

Y se podía hablar de la luna
y no nombrarla cinco veces,
y se podía hablar de un vaso
que siempre se chascaba al beber.
Era como un pájaro al caerse del nido,
como un niño al que regalar un caramelo que no puede comer.

No nombraré su color,
ni su tacto, ni su presencia.
Total deshonra sería esta
pasaran los lunes,
los viernes o jueves,
a cualquier hora de un mes de mayo
del año seiscientos después de su muerte.

El público antes de que empiece Psicosis
Psicosis antes de nacer para el público.
Existe y persiste débil por completo
contraria, vulnerable e inmortal.

En colaboración con Dáriel Herguedas.
Proyecto artístico La Nave.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

domingo, 8 de noviembre de 2015

Inmortal

Llórame si te atreves, que yo lloraré más alto
aunque no te atrevas a hablar de tristeza
sin haber sido testigo de tu propia muerte.

jueves, 5 de noviembre de 2015

Incomprensión

Quería sin entender...
como quien confía a ciegas,
sin abrir los ojos lo suficiente como para diferenciar sombras
y sin cerrarlos tampoco tanto
como para no dejar entrar luz.

Quería sin entender...
y por eso los ve(r)sos se alargaban siempre demasiado.

Quería sin entender...
y no había palabras para describir la sonrisa de sus iris a medio desteñir,
esa manía suya de mover los deditos al descalzarse
y la mordida marcada en el tapón de su bolígrafo,
el que solo utilizaba para los exámenes de inglés.

Quería sin entender...
y no había palabras para explicar su demencia incoherente,
propia de maníaca depresiva,
pero le sobraban confesiones al aire que regalarle,
entre sueño y pesadilla.

También él sonreía dormido.
Tampoco había que buscarle a todo explicación.

No se necesitaba pretexto
para adivinar por arte de magia
que su amor era ciego;
de los que siempre encuentran excusas
de las que luego deshacerse
por miedo al ''qué dirán''.

De esos amores sin transcripción
de localización indefinida,
tal como una epidemia invencible o equilibrismos
con vendas en los ojos... sobre una cornisa.

Querían sin entender un amor vivo, letal y ciego,
escurridizo e incontrolable
indecente e idílico a partes igualitarias,
no sabiendo ni desconociendo con esto
que era exactamente de lo que huían
lo que amarraban con desespero.

Querían sin entender eso que les ataba manos y pies
que les sedaba con ojos abiertos y les hacía perder el control.

Querían a cualquier precio,
sin importar dónde ni por qué,
y gracias a Dios que fue siempre así...
por desgracia era de esos que matan demasiado deprisa.

martes, 3 de noviembre de 2015

Ganas 3

Te has vuelto a dejar las ganas en el cesto de la ropa sucia...
Deja de intentar librarte de ellas, ¡te he dicho que no las quiero para nada!

lunes, 2 de noviembre de 2015

Horror vacui

Quería hablarte hoy de la tremenda tristeza que me produce desvelarte mentiras, una tras otra, y verdades más veces que siempre a medias. De lo mucho que me duelen las uñas de tanto intentar agarrarte y perderte, de tanto acariciar paredes que esconden tu voz y de tanto pintarse para no verse feas. De lo mucho que me duelen los dientes de tanto masticar llantos e injusticias. De lo mucho que me duelen las pestañas de soportar cargas de rímel y lágrimas a partes iguales.

Quería hablarte hoy de lo sinsentido que parece todo ahora. De lo incoherente que merece haber perdido la coherencia en cualquier parte, a cualquier hora, de cualquier modo y sin razón. De lo imposible que se presenta echarte de menos solamente por existir y respirar por inercia. Sin pensarlo, ni quererlo, ni tomarlo, ni perderlo. De lo increíblemente irónico que resulta echarte de menos en tu propio cuerpo y en tu misma piel.

Quería hablarte hoy de un término que hace no mucho escuché en una clase de recuerdo confuso y borroso sin ton ni son. Decían que hablaban de vida, de historia y de arte; y ese era el título y nombre que lucía la asignatura como tal. Aún me pregunto si realmente alguien en el mundo comprende la definición de cualquiera de estos —o se ve cualificado para inventarse dicha—, y es capaz de hablar de ello con soltura y convencimiento de la total razón absoluta e inexistente. Ya sea esto cordial o simplecontradicción; como tiendo siempre a llenar el vacío con ansia y miedo, siguiendo al pie de la letra figurada el término que aprendí esa mañana de octubre a las 10:26. 
Decían y nombraban, hablaban sin saber, llenando el vacío de forma completa y creando así uno nuevo y singular. Sintiéndose solo con esto plenos, bellos, aptos y vivos.
Y a solamente este término estamos todos condenados por desidia y costumbre. A pecar por exceso temiendo la carencia, a respirar demasiado hasta perder la noción —no sabiendo con esto que, del mismo modo, no respirar sería pecar a falta de vacío. No sabiendo con esto que, de una forma u otra, siempre acabaremos perdiendo el conocimiento—.

Pero qué puedo decir yo; si ni sé arte ni sé historia, si ni sé nada, ni conozco el vacío ni el no-vacío, ni pienso, ni existo, ni no soy.

Solo quería hablarte, también hoy, de todas las contradicciones que encuentro en tu falta y en tu presencia, que se cruzan, y se ven, y se esconden y se pierden de vista; como si de un baile de máscaras se tratase. De lo mucho que echo en falta llenar del todo el vaso medio vacío que tu siempre me tendiste medio lleno a tu parecer, creando un vacío nuevo recubierto de arte romano y horror latino nivelado. De lo inepto que pareces cuando me escuchas mirándome a los ojos y del amor que me quema por dentro cada vez que pienso en mirarte yo a ti. De la tristeza del principio que me produce todo esto, y de la blasfemia tan grande que acabo de escupir. De lo espantoso que resulta besarte y gustar mi propia lengua, a pesar de escucharte latir a menos dos centímetros de mis suspiros, que lo son solo míos aunque tú tengas la culpa, y serán solo tuyos cuando ya no estés aquí. Y de lo tremendamente estúpido que pareces a veces:
No entiendes mis contradicciones.
No entiendes mis ironías ni sarcasmos.
No entiendes que te estoy engañando con otro que eres tú... Y aún así perfectamente podría ser yo todo el tiempo.

Te he dicho que quería hablarte hoy, pero es todo mentira. Te he vestido de palabras que resultan ser vacío, haciéndote creer que llenando los silencios con más silencios disfrazados todo el horror desaparecería de golpe. Y no.
No, no, no, no, no, no y no.

Pero yo quería hoy verte a ciegas, y escucharte a oídos sordos, y tocarte manca y sin experiencia, y hablarte sin saber. Quería hoy quererte, y solo por ti y por tu culpa, que no me ha dejado; porque en vez de tratar de llenar, presa del pánico y obsesa minuciosa, este vacío que me llena y me inunda a partes iguales —valga la ironía, redundancia y contradicción—... te has dedicado a escucharme sin parar, porque yo hoy quería, y quería, y quería, y quería...
Y ahora ya no quiero. Ahora estoy como al principio. Tristeza, incoherencia, horror vacui y arte clásico...
Tú siempre hablándome de vasos medio llenos... y yo buscándole belleza al vacío román(tic)o.