No hagáis como si no gritáramos lo suficientemente alto, o como si no nos hiciera falta gritar. No os tapéis los oídos con silencios que no existen y no penséis que por cerrar los ojos la cosa va a cambiar.
Estamos cansados y hartos de ser los débiles, y venimos aquí en busca de pelea.
Trescientas setenta y cinco millones de veces he escrito hablando en alto, para que el chalado de turno, que por tal o pascual se le ha ocurrido sentarse a mi lado, sepa que estoy enfadada y ni se le ocurra mirarme. El día y la hora han llegado ya muchas veces, y no me cansaré de repetirlo todo el tiempo. El momento es ahora, como tantas veces antes, y el por qué está presente desde que he entrado aquí: quieren que nos callemos porque saben que tenemos poder.
Y no, no estoy hablando de nada. Y sí, estoy hablando justo de lo mismo.
Definen ideologías, política y normas como si existiera o hubiera existido en algún momento una definición. Ideología es lo que quieren que tú pienses. Política es cómo quieren que tú te comportes. Normas es lo que quieren que tú hagas.
Veo muchos tú, y a ti no te veo por ninguna parte.
Os mal acostumbro a pensar que el enemigo siempre es otro; que ''ellos'' quieren, mandan, ordenan, obligan, suprimen, oprimen, juzgan, maltratan, abusan, humillan y dirigen... ¡que todo lo malo viene de fuera...! Cuando realmente, desde mi punto de vista (y mis normas, mi ideología y mi política), el verdadero delito es asentir y hacerles caso. El verdadero delito es dejarse callar.
Y esto quiero subrayarlo y recalcarlo por encima, en voz pasiva y en negrita a poder ser: callar o ser callado, gritar o morir. ¿Cómo tengo que deciros que necesitamos voces activas?
No sois libres porque no queréis, no sois libres porque no quieren que queráis ser libres.
Y hablo de cultura, y vivencia, y vida. Hablo de religión, de opinión, de acción, de reacción, de rutina, de pensamiento, de palabra, de decisión, de lógica, de justicia y de control. Hablo de vida, hablo de la vida que os estáis perdiendo por pensar que ser pacífico en situaciones injustas es lo correcto. ¡Lo correcto es reaccionar y gritar por encima de sus voces! ¡Lo correcto es liberarse de las cadenas que nunca notaréis si no os movéis!
Pero todo esto es absurdo si no queréis abrir los ojos. De demasiadas revoluciones ha sido testigo ya la historia, y todas nos han llevado siempre al mismo camino... No oigo gritos ni acciones; solo manos que tapan bocas.
Depende de vosotros vivir o solo sobrevivir.