jueves, 19 de diciembre de 2019

Mi yo del placer es estío reseco

Si tuviera que ser en papel, impresa en tinta negra,
si tuviera que reflejarme en un espejo que me difumina,
sería descalza en temple, de trenza oscura, negra,
sería de pies dorados que caminan por la acera.
Vestiría colores claros, como el amarillo trigo
o el azul cielo gris plata de la mañana perezosa,
y caminaría lento, moviendo las caderas, balanceando las manos que cuelgan de dedos inquietos que por fin han encontrado calma.
Si yo, mi yo, fuera en relato, caminaría bajo el sol del mediodía, y su abrasivo rayo quemaría la piel de mis brazos que me asoma bajo las mangas. Me acariciaría el calor del agosto.
Mis tobillos morenos tornarían flexibles
y de tono azucarado rayando lo oculto
lo expuesto dibujaría la frontera que divide mi falda
de mi ser.
La piel de la espalda
desprendería humo
pero, cómoda, danzaría entre rozar la tela tersa que me cubre y el aire tibio que me envuelve. Caminaría descalza, rodeada de campo seco, rodeada de trigo duro,
que pincha, que cruje.
El calor de la acera, del suelo que no quema pero arde, rozaría mis dedos marcado al ritmo del sol que saluda, se viste
y se pasea.
Golpearía mi talón de callo duro tanto caminar.


Mi Arcadia es trigo dorado y madera templada en mañana temprana de estío.
Qué calor.

lunes, 25 de noviembre de 2019

¿ves mis venas?

Cómo puedes encontrarme
en letras que no comprendes
si tu lengua no gusta ni puede
cubrir lo que a mí me cubre
las letras.

sábado, 19 de octubre de 2019

el alambre

soy de alambre
tez carnosa bilis rosa
figura insulsa hecha de mollas
unida en nudos, quejumbrosa
crujido fino de voz ruidosa
al cielo mira

soy un trozo

metal ardiente
articulación de alambre
que trozo de otro ha roto y mira
por tornear al suelo crispa,
doliente,
al cielo mira
quiebra acre rompe crispa, alambre
escupe lágrima vertiente
precipita pulpa en pendiente
que de nervios miedo achaque,
¡cuál áspero frío! araña
hosco
bóveda triste cristal abierto
y morbosa,
punzante alambre, la lágrima
al cielo, en capota, mira.

viernes, 26 de julio de 2019

He soñado con seis versos
constructores de corteza
que entre sílaba enredada
en agudo me cubrían
y por puro peso a pie
he dejado que se hundieran



Dios se esconde en mi cabeza

martes, 2 de julio de 2019

Soñé que partía y plegaba palabras
como si de redes dulces de aroma a caramelo
o mariposas de alas verdes y azules
se trataran en mis dedos con furor imaginario.

A modo de recordatorio y consuelo
no alcanzo poder ni equilibrio en los surcos
que el lenguaje aprehendido
lento y siniestro
se me derrama.

¿Dónde se esconde el control de mi palabra?

sábado, 15 de junio de 2019

La escalada de eso que no miente

He sabido por siempre para mí y mis adentros la muy marcada superioridad del conocimiento por encima del resto. Si la curiosidad fue aquella que mató al gato, que esta me mate mil veces si puedo llegar a saber. Últimamente es esta dualidad, respecto a lo obvia y clara que he tenido siempre mi actitud frente a esta idea, la que me carcome. 
Ya no sé si quiero saber ni si quiero ser la que ha visto. 
Una vez deshechas las cadenas a tirones a causa de culpa, dolor y descubrimiento las cicatrices marcan al rojo vivo. Las cadenas no se deshacen si la voluntad propia y el esfuerzo no son suficientes. La deconstrucción, el entendimiento, la investigación y la ruptura de estructura una y otra vez son abrasivas, y tolerarlas no es sencillo. Todo el conocimiento, toda la comprensión de lo real se vuelve vaho. Las sombras son mentira y somos nosotros los que las formamos. Soltarse de las cadenas es nacer desde un principio que comienza a la mitad. Salir desnuda, dolorida, rasposa a la superficie, con las palmas de las manos raspadas de tanto escarbar piedra y tanto trepar. La circunstancia de la conciencia, la percepción del que siempre se apoyó en una mentira, resulta inmensamente devastadora. Todo lo que supe fue mentira porque solo me enseñaron a mirar el reflejo. Con el miedo del que sabe que el siguiente paso supondrá derrota y brusco cambio, camino y escalo sobre mis huesos entumecidos a causa de tanta fijación al suelo. Con muñecas doloridas de aquel que me esposó a la mentira y construyó sobre mí el mundo. Con músculos tensos, casi inútiles a causa de tanto silencio y tanto espesor, me esfuerzo en moverme. Comprendo la ruptura. Me demoro en el camino de escalada, estableciendo todos mis esquemas en las piedrecitas y la tierra que conforman esta caverna. Todo nuevo al tacto, al olor, al sabor y el oído me parece el verdadero mundo. Comprendo a partir de la ruptura de mi esquema y el solo hecho de conocer que había tierra oscura a mis espaldas me derrumba. ¿Cómo no supe desde un principio que estaba encadenada a la pared? 
Aún no he visto, pero ya comprendo. Aún no sé que hay luz arriba, pero comprendo. El mundo es ahora la tierra húmeda que toco con los dedos, y la tierra seca que me cae del techo sobre la espalda desnuda. Hay techo, luego hay más arriba. Tirito del miedo pensando en que solo de saber que no sabía sé ahora menos. 
A cuestas los dedos se me hunden en el barro. Las piedras se me clavan entre la uña y la piel. Comienzo a comprender pero la subida me duele. Moverme me duele, y por un momento me planteo la comodidad de la caverna, el calor del fuego tras la espalda, el respaldo de que todo esta en su sitio. Lo que se ve es lo que existe, y quién a mi lado se amarra sabe tan bien como yo que es lo que hay. Ignorar la posibilidad de duda acoge las entrañas. La tranquilidad y el reposo de saber que no es asunto mío el saber nada, me tienta. No estoy tan lejos de la hoguera pero he carbonizado mis cadenas y no podría volver a encajarme dentro. ¿Quiero encajarme dentro? No sabría estarme quieta. mis músculos conocen ahora lo que es moverse. Mis huesos conocen ahora qué es dolor, y piensan que podrían también saber qué es gloria. A mi me duele el cuerpo y me molesta estar trepando. Pienso en girarme y, antes de seguir advertir al resto. 
No quiero trepar sola esta caverna, tengo miedo.
El resto no me oye porque no está pensando. Pienso que oír se oye a pesar de todo, y pienso que lo que pasa es que no quieren. No les culpo, hasta yo tengo dudas en trepar... pero hay un arriba. Hay un arriba, no sé como de lejos ni cómo llegar, pero hay un arriba. Y si hay un arriba, es que hay un después. Y si hay un abajo ¿es que hay un debajo? Me mareo y tropiezo con la cadena, que aún quema. 
Sabiéndome sola, trepo piedras y astillas. Desconozco que haya alguien que antes que yo haya trepado esta misma pendiente. Si aquel que salió de este fuego mentiroso no volvió a advertir al resto ¿debería culparlo?¿creería yo entonces ni ahora lo que decía? Los dedos me escuecen de hacer esfuerzo. Existen piedras afiladas que no solo esquivo sino que no miro. Existen escalones de los que soy consciente pero trato de evitar por el daño que me harían. Ya no sé si estoy sabiendo en condiciones, ni si existen atajos que me lleven más deprisa o me desvíen. No sé hacia qué arriba estoy trepando, y esto me da pavor. Freno y descanso. Me apoyo en un cristal que me rasga los dedos, y miro la sangre coagulosa escaparse. Le cuesta salir y brota despacio. Siento que se me deshinchará la mano. Me apoyo en una piedra y casi en vertical miro hacia abajo. ¿Curaría el fuego mi herida? ¿Quiero yo realmente seguir? 
Saber no cura males, solo rompe perspectiva. 
Cuando alcanzo la madriguera que se abre en la superficie lo primero que saco es mi mano sangrienta. Saluda raíces que mojo con sangre negra, acaricio mis dedos gastados. Me planteo otro engaño, y del saber último busco la pista antes de asomar la cabeza, pero no la encuentro. ¿De qué tiene forma? Antes de que el sol acaricie mi nariz comprendo las luces que hace en mi cuerpo desnudo. Esta gastado, sucio y roto, y me duele más verlo que sentir lo que sentía. Echo un vistazo hacia abajo, pero a causa del reflejo de fuera no veo más que negro. Quizá fuera esta la razón de los de antes a mí a no volver a su esencia primeriza. ¿Es mi hogar este hueco, o lo es esta luz cegadora que pinta de blanco aquello que me cubre la cabeza? No me siento segura de dejar de rozar la tierra seca que me pica en las heridas. En este punto y a esta altura me planteo el dolor de la cuesta, y cuestiono si dolerá lo mismo salir por el agujerito por el que saco poco más de mis dos brazos. Realmente no me cabe el hueco ¿seré la idónea para salir? ¿será esta mi salida? Quiza deba hacerme más finita y pequeñita para comprender lo que este arriba me enseña. Quizá deba desangrarme más rato y deshincharme más lento y en más dolor para salir. Asomo simplemente la cabeza y con gesto apretado contengo el aliento. ¿Hay oxígeno aquí fuera? ¿Hay fuego que cure? Saber dónde estoy me provoca tembleque en las rodillas, y casi consigue hacer que me caiga. Al despegar un poco el párpado calor abrasador y blanco me cubre la vista. Me tambaleó y ese gesto me retuerce los tobillos. Si pudiera gritar mi propio grito me ahogaría. 
Ya no sé si quiero saber ni si quiero ser la que ha visto. ¿Es mejor cerrar los ojos cuando la luz quema la retina?

lunes, 20 de mayo de 2019

La semejanza del caramelo

Pensando en describir quién eres
he de serme trasparente y franca
pues muy a mi pesar no sé decir a quién ni cuándo
cómo te mueves
ni con todos los colores del mundo
que son muchos
me viera capaz de advertir a qué sabes
-me he dado cuenta antes-
ni a qué ritmo me besas el cuello
a crescendo entre el huequito de los huesos
en profundo
ni cómo tu nariz me roza cuando te juntas
o de qué color jadeas
a qué suenan tus palmas cuando me sujetan pegada
y cuando me sujetan de lejos
no podría nunca escribirte en una canción
además de que no se te entiende en fotografía
entonces
quién eres
para el resto o para ti
quién eres
al fin y al cabo 
por muchos esfuerzos que yo ponga para
y tanto ser explícita 
escribir sobre estas palabras el cómo chirrían tus uñas 
no sabría definir cómo es que muerdes al besar
gomoso, duro y relleno
resbaloso a chicle.

sábado, 18 de mayo de 2019

escalofrío

las palabras que quiero decirte
y que, efervescentes, me trepan por el cuerpo
se me quiebran en afonía de
la pena y el cariño que el pavor me acostumbró

viernes, 17 de mayo de 2019

me gritan los torrentes
me deshago en agua limpia
y cubiertos en los tímpanos
bajo el chubasquero
oídos sordos al animal que me carcome
la tibia bilis
reblandecida

martes, 9 de abril de 2019

si miras

si miras verás
borbotones que me trepan
eléctricos en efervescencia
excesivos
me asfixio
opaco y viscoso
si miras
acaso denso y turbulento
me asfixio
y como resaca regresa
se atranca
cruda
tumultuosa me atraganta
revuelta
me preguntas y yo te respondo
tierna
desnuda ocre y abrupta
cruda
te respondo
y si me miras
nueva, cruda
turbia
se me atrancan las palabras en las vértebras
cruda
si miras
me asfixio
si miras
acre
con ruido
a golpes quema

si miras
me asfixio
si miras
acre
con ruido
a golpes sordos ciega

sábado, 30 de marzo de 2019

viernes, 22 de marzo de 2019

me crujirás todas las veces que me cierre a no mirarte
pues siempre se me enredan las pestañas

martes, 5 de marzo de 2019

escribo a oscuras

conozco cada vocal como las yemas de mis dedos
y aún a oscuras
no he de mirar dónde las tengo si te tengo que volver a hacer



escribo a oscuras para gustarte mejor
y para no verme la culpa
lo grande que mira
lo grande que gusta
y lo mucho que me quiere comer

miércoles, 27 de febrero de 2019

ansia

teniendo yo hambre y queriendo morder
te acercas,
solo el rato que te acercas,
y aspiras lo que hasta entonces era mío
no puedo respirar y necesito quitarte más aire y meterme por dentro más tuya
-pues teniendo yo hambre y queriendo morder
no muerdo ni respiro-
juntarme más a tus dedos y enredarme más a ti más junto más prieto más cerca y más dentro
fatigante
histérica
febril
que de tanta falta de aire de espacio sustento me doy la vuelta
el aire de me asfixia
siento que desvanezco como a una a la que comen,
aunque sea ella una que quiere comer.

lunes, 25 de febrero de 2019

tropezones

me escuecen los ojos de mirar tan dentro en tus palabras como para que empiecen a decirme lo que quiero

que tropiezo 

miércoles, 6 de febrero de 2019

lumbre que pupila

te pinto los ojos -aunque no quiero- conmigo metida dentro
y ahora sé que ofusco
en mi reflejo
por cómo se encorvan tus cejas
porque antes no mirabas así

lunes, 4 de febrero de 2019

la dama que vela

Y si yo fuera llama
llama que tirita y parpadea
que no corta el aire sino se rodea
del mismo, e inquieta
esquiva sus formas

Y si yo fuera lumbre
fuego que intermitente abrasa en la cima
molde confuso, nerviosa me muevo
en suspiros
y ahumada en humo me desvisto
frente aquel
que sin pie me cohíbe

el fuego no tiene sombra

Y si yo fuera alambre
que sostiene candela y no fuera capaz de mirarme
temblar
cualquiera que quiera agarrarme y tirar se daría con su propia yema
lo que me doblega me quema
y angustia dudosa me frena en cada paso que trato de dar
no encuentro forma recta

titubeo en mi charco y recubro a aquel que se acerque
marcando el abismo en su nuca
y si yo fuera lar...
¿Qué es lo que a mí me conforma si no puedo parar de irradiar?

jueves, 31 de enero de 2019

me retuerzo

tengo un nudo en el estómago que se me queda enredado en las costillas cada vez que me quiero inclinar a mirar
así no puedo ver de qué color me pintaste las mejillas

martes, 29 de enero de 2019

análoga

Dije que no me compararan con pasados
con presentes
a dos bandas ni a ninguna
dije que no me hicieran porque crearme es cosa mía
y robarme no es el asunto que quiero que traten aquí.

Le dije que no me comparara
porque no era justo y porque no era serio
porque yo no era reflejo ni patrón ni molde alguno
y porque yo no comparaba
al no ser capaz de encontrar diferencia.

martes, 8 de enero de 2019

denso

Por ser consciente del poder que tiene mi mirada
que hace que me ardan los globos y el hueco que estos sostiene
que levanta tornados incandescentes y sostiene toneladas de ocres y grises
que se fija impasible en el otro y le mira por dentro
me cuesta sostener la pupila

por ser consciente de los pesos a los que estoy acostumbrada
del poder que por mi mano brinda y de la certeza de la victoria
y de la chispa que prende de mi boca para dentro
nerviosa
no te puedo mirar

por ser consciente de mirar con mirada que mata
de los torrentes y avalanchas que me carcomen en corriente
de clavar como cuchilla, de fijarme como plomo,
y de que desvelo, aclaro y desvío mi iris del tuyo
e impedida
me cuesta respirar.