domingo, 26 de abril de 2015

Luna

Creo en las personas con alma de poeta.
Hacen que la vida sea más bonita y más sincera, 
más simple. 
Se inventan la belleza en el café de por la mañana.
Sacan versos de los besos y rimas del adiós.
Y lo más importante,
son capaces de transformar el dolor en alegría, literatura, poesía y placer.

Entienden mejor el mundo.

A veces nos empeñamos en cerrarnos en banda y complicar los problemas.
En ignorar los porqués, en vez de responderlos.
En correr bajo la lluvia y evitar mojarse,
en lugar de saltar en los charcos
y cantar hasta quedarse afónico.

Es más sencillo que todo eso.

La vida trata de no tratarse con nadie,
de vivir sin frenos y besar despacio,
de quemarse la lengua por no soplar el café,
y de hacerse heridas que no cicatricen
para tener un recordatorio
de que todo en esta vida pasa factura;
de que si algo es para siempre,
son los capítulos pasados,
donde es mejor no marcar las esquinas;
y de que, algunas veces, dos son multitud.

Quizá sean la literatura romántica y las películas Disney quien nos estén dando una imagen equivocada del mundo.

Y si algo he aprendido
en todos estos días desastrosos de mi vida
es que puede que no todas las mañanas salga el sol,
pero sí la luna,
y con eso es más que suficiente,
pues qué mejor lugar que este 
para poner el listón,
y qué mayor placer que el abandono de la cordura
en un mundo de cuerdos,
donde ser poeta es estar loco,
y amar el error más cruel que se pueda cometer.


domingo, 12 de abril de 2015

Llover

Me gustan las calles cuando están vacías,
Cuando la ausencia de vida hace que brillen sus baldosas,
Cuando el eco rebota por los portales,
Y se pierde al fondo, en la esquina hacia la izquierda.

Me gustan las nubes cuando lloran,
Cuando bailan por el cielo y se pintan de colores,
Cuando se chocan y truenan llenas de luces,
Y cuando se visten de negro y esconden el sol entre ellas.

Me gustan las mañanas cuando son de domingo,
Cuando la cama es más cómoda,
Cuando el café sabe más dulce,
Y la resaca más presente tras una noche de desenfreno.

Me gustas tú cuando sonríes, lloras, gritas y te enfadas,
Cuando piensas, te aíslas, vuelves en ti y recapacitas,
Cuando luchas con tus demonios, cuando te duermes sin querer,
Y, por qué no, cuando paras de llover.