viernes, 10 de agosto de 2018

Crisálida

Bésame, por favor, en silencio
y por el hueco de las vértebras
que se me cuele tu nariz entre los huesos
y se me pele la piel a tu paso

La luz baña oro
al que ya no es tu perfil
-así que hazlo lejos-
pero no me muerdas.

Bésame, por favor, dormida,
y que tu aliento no me mueva las pestañas
y que mis pupilas no se te cuelen,
césped verde que se hizo trigo gris y muerto,
y que no me dejen mirarte dentro,
no me dejes verte así.

Ahora me baño en flores cristalinas que escalan sobre mi cuerpo
me transparento
y en el agua me sabes
.me encrespo.

Bésame, por favor, sin que yo lo sepa
sin que tus dedos me bailen despacito entre el vacío
sin que se me pose en kilos de bronce
encima
porque el aire me falta.

Bésame, por favor, sin notarte entero
encima de los huecos, escarcha,
y luego, sin buscarnos, júrame y vete,
porque necesito volver a entenderte en un beso
y entender por qué ahora
no me dejo besar.

Pero no me roces nunca

viernes, 3 de agosto de 2018

soy testigo

Cuanto más trato de comprender qué especie de sólido viscoso
cubre cada una de las yemas de mis dedos 
hace tope entre mis vértebras
y me traba las articulaciones
menos enfoco mi reflejo
y menos me entiendo a mí

No sé qué recompensa puede atribuirse ni qué conclusión puede sacarse del propio concepto conclusivo meritorio.
No me reconozco reflejada en las baldosas
no entiendo por qué mi timbre me resuena exacto dentro y fuera del tímpano
No sé no saber si el conocimiento es vaho
y el verbo tratar es cojo, sordo y mudo.

Cómo podría explicar la irremediable tortura que me engulle las arterias 
de sensación de empacho que empuja la frontera
me están llenando con un vacío a punto de rebosar
pero entonces
¿de qué estoy hecha?
de una enorme incomprensión comprensivamente inmensa
y de un calor espeso
que se me derrama

solo sé mirar