Ayer me encontré con Blanca
y solamente tenía dieciséis años
una tristeza inmensa comiéndole las cuerdas
y los ojos brillantes de tanto aguantar el llanto
ayer me quedé incrustada en medio
del calor agradable y el saber que estoy libre
y Blanca, pegada a mi pecho me oía,
y por primera vez me calzaba por dentro.
Te escribo ahora porque necesito oírme
y siempre me salgo y me dedico al resto
pero hoy quiero hacerme por ti y contigo
y no sé escribirme en presente.
Bienvenida por fin a tu esencia y el cuerpo y la mente que nos dio mamá al nacer.
Ayer me incrusté y clavé mis piernas
y cuerpos ajenos me pintaban con sombras
alcé mis muñecas y bailé dormida
y me encontré bajo luces lilas
que veloces me despeinaban por encima
Era la voz que tanto me ha cantado
acariciándome colores sobre las mejillas
pero eras yo y yo la que escuchaba
y se me metió por dentro un vacío descomunal
un nudo se me ató en la garganta y tuve que llevarme las dos manos al pecho porque Blanca lloraba y me humedecía los ojos volviendo a vivir.
Has estado tan triste y no has visto que te he querido siempre
porque no has querido mirarme a los ojos
pero ahora sé
Las gradas se iluminaron como luciérnagas
y sentí en la punta de la lengua el sabor del terciopelo
lo juro
y de pronto cerré los ojos y lloraba en la cama con dieciséis años
Estos cuatro años solamente quise que me escucharas y me vieras en primera persona
hemos recorrido todo este camino juntas
sin mirarnos a la cara
y quiero que seas yo conmigo