miércoles, 14 de junio de 2017

Madrid no escucha

Hoy es Martes 13
son las once de la noche
y me lavo la cara molesta por el ruido tan grande que hace la calle
mañana tengo examen pero esto es Madrid
y Madrid no escucha.

Los ruidos se comen unos a otros, se vuelven de aspecto,
reiteran, molestan,
yo me aclaro las mejillas, pienso qué calor, por Dios
y después suena a fuegos
y luego me seco.

Cuando salgo al pasillo las bombillas
chisporrotean, vienen de la calle
pero yo me asomo al patio
-pues es que la calle es parte de casa de Nuria también y no me apetece entrar-
y efectivamente los fuegos son por el otro lado
son por el otro lado y no se ven
pero

todas las ventanas del edificio de en frente
que cierra este patio enorme en forma cuadrada
se llenan de sombras y bultos que miran
con mil ojos
el ruido, el humo
la noche y la luz
y graban con móviles, se mueven inquietas
parecen estatuas
y charlan consigo en bajito por miedo a despertarse
dentro y fuera de ellas.

Yo no veo los fuegos
solo luces en la fachada
y un reflejo pequeñito que a veces coincide
con una ventana grande del piso más alto de la esquina;
y me digo de coger el móvil, pero pienso para qué
y me digo de coger la cámara, pero pienso para qué
y me digo de coger el cuaderno y me pienso para qué

¿Dónde está esto mejor que en mi cabeza?

Lo que yo quiero ahora mismo -más en el mundo- es mirar esa fachada
mirar esa fachada
mirar esa fachada
y que no exista el reloj.
Tengo mil cosas que hacer, un examen mañana,
una noche que dormir, un chico esperando al teléfono
pero es que esos fuegos llevan sonando tiempo
y yo encerrada en el baño pensando en todo lo molestos que podían ser.

Siento felicidad dentro del estómago y la mente dispersa y comiendo terreno
siento mis mejillas limpias llenarse enteras de fuegos
son felicidad que va a acabarse
y yo al principio solo veía molestia
son chispas que me llenan las yemas de los dedos
y yo cerrándome dentro y quejándome de calor.

Mientras una señora continúa grabando yo pienso en la metáfora que me recrimina
y en lo bueno que hace
y en lo bien que me siento
y en que no quiero coger el móvil, ni meterme en casa, 
ni dormirme. ni que se acaben los fuegos,

de pronto el final que tiñe el muro blanco de colores, 
y luces, y euforia
chispas de bombillas y cumbre
gente que quiere aplaudir pero no
y el cielo se vuelve negro, las ventanas se meten dentro
en línea, ordenadas y en silencio
y quedo yo.

Puedo tocar el aire templado y el cuerpo que me cubre
y me quedo un rato aún en la ventana siendo alegría
mirando
a una vecina que coloca rosas falsas en un jarrón
a otra bajar el toldo
a la ventana brillante que me ha reflejado
pensando en lo feliz que me ha hecho Madrid por primera vez
plena
pero no escucha.


Aunque no sé qué palabra inventarme para esto
tengo las cuencas llenas de nervios de estómago;
Yo quiero ser fuegos de junio reflejados en ventanas
y el bulto que mira fachadas
siempre.

lunes, 5 de junio de 2017

Calla-te

Estoy sola en un agujero
que flota dentro de una burbuja
que flota dentro de una bañera
de aire
en el mar.
El frío se pega en la garganta
y oigo el vacío taponarme sonido
y estoy escribiendo sin mirar porque si miro
oigo a mi cabeza hablar:
cállate
que se calle el gilipollas de la izquierda
que lleva toda la puta película hablando
toda
y cállate
molestia intermitente que nadie frena
que se repite
que me crispa la columna dorsal
cállate
amigo familiar y vecino
que llevas media hora y veinte años hablando sin parar
cállate tú
casa de mis sueños
escapatoria justa que se ha vuelto pesadilla
que tanto esfuerzo, tanto tiempo
y tanto yo me ha llevado
y me revuelve las tripas
y me hace sentir nervios al pensar en volver
no a casa, sino a casa
aunque ya no sé cuál es
cállate
tú que fuiste mi amiga
y ahora no habla y se sienta lejos
y callad todos
el resto de vida que tengo
y que guarda silencio solo cuando hablo yo
por qué
lo
ha
ces
cállate
reflejo del espejo
que prometió no volver a hacerme daño
y cállate tú también
Blanca
pero no como ya no quieres
sino ahora, un momento
solo un momento
cállate
O volverá a pasar